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Situado en la costa tirrénica de Sicilia y a sólo un puñado de kilómetros de Agrigento, Porto Empedocle cuenta con uno de los puertos de escala más activos y concurridos de la isla, no sólo para el transporte de mercancías, sino también de pasajeros hacia o desde Lampedusa y Linosa. La vida de esta ciudad siempre ha estado estrechamente ligada a su puerto, desde sus orígenes, cuando en el siglo XV, en lo que entonces era sólo un pueblo de pescadores llamado Marina di Girgenti, se colocó el llamado &#8220;caricatore&#8221;, un gran almacén para guardar grano, gran parte del cual se embarcaba y vendía en el extranjero, haciendo prosperar así la economía de Agrigento. En 1554, se construyó la poderosa torre de Carlos V debido a los constantes intentos de atacarla por parte de piratas y turcos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando Marina di Girgenti comenzó a desarrollarse como asentamiento, ya que la creciente importancia del puerto, especialmente para el comercio del azufre, hizo que muchos comerciantes se trasladaran allí y construyeran casas, iglesias, almacenes y otros tipos de edificios. En 1853, la incipiente ciudad consiguió independizarse completamente de Agrigento, e incluso cambió su nombre una década más tarde por el actual Porto Empedocle, en homenaje al filósofo de Agrigento que vivió en el siglo V a.C.
A día de hoy, la economía de la encantadora ciudad siciliana se basa principalmente en las actividades de su aeropuerto. Recientemente, para mejorar su accesibilidad y aumentar su atractivo, el municipio decidió construir una nueva terminal, dotándola de aparcamiento, carriles para peatones y bicicletas y zonas verdes.
La fase de diseño fue acompañada de una minuciosa recopilación y análisis de normas, limitaciones y requisitos, y se llevó a cabo gracias a la estrecha colaboración entre las oficinas portuarias y el estudio de arquitectura designado, con el objetivo de desarrollar un proyecto no sólo tecnológicamente avanzado, sino también integrado para tener en cuenta la pluralidad de exigencias implicadas, desde las estructurales y arquitectónicas hasta las de diseño.
Para el sistema de iluminación, la tarea se confió a Disano, que optó por el modelo Faro, elegido por su diseño sencillo, nítido y moderno que facilita su perfecta integración en el lugar de instalación.
Desde el punto de vista técnico, los bolardos Faro están equipados con las fuentes LED más avanzadas, las únicas capaces de proporcionar una luz de alta calidad y bien dirigida, a la vez que son capaces de aportar toques llamativos al paisaje circundante. Una clara reducción de los costes energéticos y de mantenimiento es también un valor añadido.
En la renovada infraestructura siciliana, la modernización también estuvo garantizada por el sistema de iluminación fabricado Disano, que, gracias a las luminarias Faro, se desarrolló en nombre de la máxima innovación y eficiencia, sin sacrificar un ápice del espectáculo que proporciona una iluminación atractiva.

Panattoni Park Bydgoszcz II

Porto Empedocle