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Estambul, una ciudad de encanto atemporal e identidad difuminada, está situada a orillas del estrecho del Bósforo, donde Europa se encuentra con el continente asiático y las aguas del Mar Negro se unen a las del Mar de Mármara. El ambiente cosmopolita y contemporáneo resplandece nada más cruzar los puentes sobre el Bósforo que conectan la ciudad otomana a la europea, mientras que la grandeza de los lugares de culto rememora sus innumerables vicisitudes históricas y religiosas: entre ellos destacan la Mezquita Azul, con su cúpula recubierta de unos 20.000 azulejos azules; la Mezquita de Solimán, en el barrio del Gran Bazar, y, por supuesto, la basílica de Santa Sofía, construida por Justiniano en el año 537 y conocida por su mosaico que representa a Cristo Pantocrátor. Objetos del máximo valor, como el Diamante del cucharero, se conservan en el Palacio de Topkapi, sede principal del poder otomano durante más de cuatrocientos años, hasta mediados del siglo XIX; a poca distancia se encuentra el Museo de Arqueología, que consta de tres edificios y alberga, entre objetos de gran valor artístico e histórico, el Tratado de Paz de Kadesh, un documento diplomático fechado en 1259 a.C. y considerado el más antiguo de la historia universal.
Una ciudad, por tanto, capaz de ofrecer belleza natural, así como numerosos lugares y monumentos históricos, religiosos y artísticos heredados de su rico pasado.
En cuanto a infraestructuras, la capital turca cuenta con dos grandes terminales aéreas que gestionan el importante flujo de viajeros y, sobre todo, de turistas: el aeropuerto de Sabiha Gökçen, a unos cuarenta kilómetros de la ciudad y situado en el lado asiático, y el aeropuerto de Estambul, situado cerca de la ciudad y operativo desde 2019, ya que el histórico aeropuerto Atatürk cerró sus puertas y ahora solo gestiona tráfico de carga y vuelos privados.
En los últimos tiempos, varias pistas de aeropuertos se han iluminado gracias a un innovador y moderno sistema de alumbrado que incluía luminarias fabricadas por Disano. Para este proyecto, basándose en su experiencia en el sector de la iluminación dedicada a infraestructuras de todo tipo y tamaño, la empresa italiana seleccionó la serie Cromo, proyectores específicos made in Italy.
Su diseño contemporáneo se caracteriza por la simplicidad de sus contornos, con un cuerpo fino para reducir la exposición al viento, un requisito fundamental en los proyectos de iluminación exterior: el diseño es, de hecho, un reflejo del gran cuidado y atención que Disano siempre presta a todos sus productos, hasta el más mínimo detalle. Además, la luminaria es de aluminio y está equipada con lentes que garantizan el mejor rendimiento de las fuentes Led de última generación.
Otra ventaja de la luminaria es la disponibilidad de una amplia gama de modelos entre los que elegir, con distintas potencias, ópticas simétricas y asimétricas y diferentes ángulos de haces de luz.
Optar por Cromo también significa iluminar de forma sostenible: esta luminaria no sólo es la alternativa perfecta a las antiguas lámparas de descarga, sino que también reduce las emisiones contaminantes y garantiza un ahorro sustancial de energía, con una calidad de luz significativamente superior gracias a su excelente relación lumen/vatio. El resultado final es una iluminación de alto rendimiento, tecnológicamente avanzada y de gran eficacia para infundir seguridad y responder lo mejor posible a las exigencias del alumbrado exterior, ante todo, respeto total por el Planeta.
A partir de ahora, los aviones aterrizarán y despegarán con más seguridad en las pistas de los aeropuertos de Estambul, garantizando una visibilidad perfecta a los pilotos y, al mismo tiempo, respetando el medio ambiente y sus habitantes gracias a los proyectores firmados por Disano.

Panattoni Park Bydgoszcz II

Aeropuerto de Estambul